El ambicioso es un esclavo de lo mucho que desea: el hombre libre es el que nada desea
Edward Young
20 de agosto
Canción de la etapa: Camino de tu ombligo – Rupatrupa
Kilometraje: 235 (4.302 en total)
Ruta: Aquí
Los que me vais siguiendo conocéis ya a Edu de la entrada anterior… ¡y cómo ronca! Era el compañero de litera, yo arriba y él abajo y nos acostamos después de estar hablando hasta las tantas, con las dos/tres cervezas de la cena. No me llegó a molestar en exceso porque el cansancio era abrumador, y probablemente yo le acompañé en su orquesta durante gran parte de la noche. Por la noche ya me había despedido de Edu, porque no sabía muy bien a qué hora se iba a despertar, pero por suerte, y tras volver del desayuno en el albergue, me le encuentro despierto y podemos despedirnos de nuevo. Como los dos somos de hablar, nos vamos liando y liando y volvemos a las grandes conversaciones. Son ya aproximadamente las 12 y Edu me ayuda a colocar las cosas en la moto, para por fin partir.
Tengo que estar medianamente atento para echar gasolina y comprar las últimas cosas en Alemania antes de cruzar la frontera. Iba sin GPS, tan sólo guiándome por mi intuición, debido a que no tenía muy claro por dónde quería cruzar a Dinamarca, sólo tenía claro que quería visitar la isla de Rømø, y después la ciudad de Ribe, que ambos sitios venían recomendados por mis padres y hermana, que descubrieron realizando la mudanza de ella desde el sur de Alemania hasta Oslo.

Tras parar en un Lidl del camino, miro en el GPS mi posición. Justo estoy a 300 metros de la frontera. ¡Vaya ojo! Es la primera frontera de todo el camino (exceptuando Andorra) en la que hay policía. Paso sin mayores problemas y ya me debo ir dirigiendo hacia el oeste, hacia la isla de Rømø. Me habían comentado mis padres que el puente que une la isla con la península de Dinamarca era bonito, y que seguramente vería focas. No tengo esa suerte, pero por primera vez en el viaje empiezo a tener frío. El viento sopla con fuerza y se cuela por la chaqueta de cuero sin que mucho pueda hacer.

Salto un poco en lo que hago un par de fotos, ya que el puente se va a tornar «fresquito». Resulta que en el GPS tengo marcado Rømø, y no sabía que Rømø era la isla, por lo que el GPS me lleva hasta el centro de la isla, o eso intentaba. Tuve precaución esta vez acordándome de Luis y de Pablo, que no paran de decirme lo que le gusta a mi Harley el trail, así que cuando el camino se iba complicando decidí dar media vuelta y observar el mapa. Efectivamente, no hay tal ciudad de Rømø, así que me dirijo a la carretera principal, siguiendo los coches cuando de repente me encuentro en el borde más occidental de la isla, pero… ¡en medio de una playa! Os dejo el particular álbum de fotos que hice. Una Harley en la playa.
Costó su rato sacarla de allí. Gas y embrague y ver como por el retrovisor salía arena. Una lástima no haberlo grabado porque debía ser una maravilla la estampa, una vez sabiendo que todo salió bien. Llegue al poco tiempo a Ribe, una pequeña ciudad medieval con un museo vikingo y la catedral más antigua de Dinamarca. Después de dejar las cosas en el hostel, en el que tuve que coger también sábanas pues el saco de dormir podría tener bacterias, y pegarme una ducha, decidí salir a dar un paseo por esta bonita ciudad, ya anocheciendo.

Ceno la mitad de una pizza y tras hablar con el camarero me ponen la otra mitad para llevar que me sirve de comida para el día siguiente. Al regresar al hostel me doy cuenta de que estoy completamente sólo en la habitación con 6 literas, así que despliego todo mi arsenal, y cojo todos los enchufes para cargar. Una película (o el comienzo de una película) en el ordenador y… ¡Hasta mañana!