Lo que yo he aprendido en mis viajes para superar el confinamiento

La alegría está en la lucha, en el esfuerzo, en el sufrimiento que supone la lucha, y no en la victoria misma

Mohandas Gandhi

Probablemente ahora estés en casa un poco agobiado. Todo empezó con muchos memes y muchas risas y los ánimos van poco a poco deteriorándose. No te preocupes es tan solo otra fase más del proceso. No te vengo a hablar de cosas de autoayuda, de conócete a ti mismo o temas psicológicos que se escapan a mi entendimiento. Te vengo a hablar de mi experiencia personal. De qué he ido descubriendo en mis viajes en solitario cuando han pasado muchos días antes de poder hablar con alguien de algo más que cuánto cuesta dormir o quiero el depósito lleno. De cómo hacer soportable, incluso apacible, este encierro.

Mi experiencia

He hecho dos grandes viajes en solitario que en total me han tenido fuera de casa unos 10 meses. El primero hasta Nordkapp pasando por la mayoría de países de la UE y el segundo la ruta de la seda hasta Kirguistán, donde se rompió la moto y me fui a la India.

Aunque parezca raro, o contradictorio, el viaje donde más aislado estuve fue el de Nordkapp. Curioso que en países donde mejor me podía comunicar era donde más solo me he sentido. No tuve una conversación personal hasta llegar a Oslo donde se encuentra mi hermana. Durante un mes no hablé con nadie incluso tuve el móvil roto durante 5 días donde perdí también el contacto con los míos.

En Noruega donde alcanzamos los 17 bajo cero

En el de la ruta de la seda no hablaba ningún idioma una vez entrado en Turquía, pero de una u otra forma conseguí tener alguna conversación hasta que en Azerbaiyán encontré a otros moteros con los que compartí otros kms y muchas risas. Aquí también estuve confinado debido a unas revueltas que hubo en Kirguistán que tenían miedo que acabaran en golpe de estado. Además, por casi todos los países, tuve que ver lo que era tener a militares por las calles. Desde la frontera turco-griega, pasando por el Kurdistán, hasta los controles de Tajikistán.

En Uzbekistán después de pasar el desierto a 52 grados

En la India, me volvió tocar a estar confinado. Creyéndome más listo que el resto me fui directo a la zona de Cachemira, que estaba en estado de sitio por una potencial guerra con Pakistán. No había plan para que acudieran turistas pues todos los que había cuando estalló les echaron del estado (de Cachemira no de Ladakh (que aunque son (¿eran?) el mismo estado, en la realidad son dos miniestados dentro del mismo estado jurídico)). Total, que después de 4 horas tuvieron que dejarme pasar pero me tocaba quedarme encerrado en la habitación. Sin internet, sin teléfono y con conversaciones a duras penas con el gerente del hotel. A los 4 días conseguí salir de allí, por la noche, sin luces en la moto, por un camino que me habían indicado que me llevaría a una carretera sin vigilar. Lo conseguí, no sin acojone pues no paraban de sobrevolar helicópteros militares además de tener 700.000 militares en una región de 4 millones de personas. Recuperar la conexión con casa me llevó 6-7 días más. Hasta entonces ni tenía información sobre qué estaba pasando, ni sobre mi familia y mi familia tampoco tenía idea de qué había sido de mi.

En la India, llegando a la carretera más peligrosa del mundo

Evolución de los pensamientos

Te voy a hablar casi en exclusiva del primer viaje y te cuento por qué. En el resto de viajes o de momentos confusos, críticos e incluso peligrosos, yo ya tenía «entrenada» la mente para que no me afectase para tomar malas decisiones. Pero en el primer viaje estuve en varias ocasiones a punto de darme la vuelta pues por momentos no aguantaba la soledad de no hablar por días y días con nadie. Hay una diferencia clara con lo que está pasando ahora mismo. Yo estaba donde quería estar y sí, mi día a día estaba acompañado de nuevos paisajes y de buenas rutas en moto. Ahora estamos obligados a estar en nuestras casas sin poder hacer lo que queramos. No es una decisión ahora es una obligación. Hemos perdido la opción de elegir. En definitiva hemos perdido nuestra libertad pero no creo que eso sea motivo de angustia o desgana.

En ese primer viaje te reconozco que cada día lo estaba pasando peor, hasta que llegué a Suecia después de 4 semanas. Casualmente coincidió con cuando se me rompió el móvil y entonces perdí todo contacto con los míos y a la vez perdí la capacidad de tener “ocio”. Te puedo confesar que tal vez fueron los 4 mejores días de todos. El motivo no lo sé pero lo intuyo. Estaba tan pegado a la comunicación que no me estaba permitiendo a mi mismo el disfrute del viaje. A partir de ese momento dejé el móvil de lado y era yo el que le “poseía” a él, no él a mí. Un gustazo vamos. Dejó de ser mi primera distracción al descansar a ser la última. Empecé a disfrutar de sentarme junto a la moto y a estar. A estar sin más pero sin menos. Una sensación de estar contigo mismo. Y así, poco a poco, empecé a disfrutar. Por eso cuando me preguntan sobre este viaje siempre digo que el viaje empezó en Suecia, lo anterior no lo disfruté y no lo pasé bien.

En Holanda

Seguramente ahora se te está pasando la euforia de los memes. Probablemente ya no te hacen tanta gracia y probablemente hayas estado cerca de dar alguna mala contestación. Si no te ha pasado esto último siento decirte que te pasará. Son fases y son normales. No nos preocupemos por ello ahora. Estamos todos afrontando una situación nueva y todo es muy difícil de gestionar por parte de nuestro cerebro. Sin embargo amigo tiene solución. Tienes la mayor libertad de toda la naturaleza. Tienes la capacidad de controlar tu cerebro. Sí, increíble pero eres tú quien gestiona al bicho malo que a la vez te lleva a esos pensamientos. Así que te voy a dar unos consejos tanto si estás pasando este momento solo como si lo estás pasando acompañado.

Consejos generales

Deja el puto móvil. ¿Cómo? ¡Si es lo que me ata a mi familia, a mis amigos, a la realidad! Falso. El móvil te crea esa ilusión de contacto y te hace estar extrañando todo lo que no puedes hacer. Mírate ahora. Habrás llegado a este artículo por el móvil. Piensa en esa cámara oculta que te está enfocando desde el salón y mírate. Tú ahí en pijama. Un harapo social pegado a una pantalla dando a actualizar los datos de contagios no permitiéndote salir de la burbuja del coronavirus. No te permite dejar escapar la mente. Te está recordando continuamente que estás encerrado y que no estás donde querías. Ponte unas horas al día y que sean generosas pero apártalo de tu bolsillo. Poséelo tú a él y no al contrario.

En Kazajistán, la parte acompañada

No pongas fecha de fin. Lo primero porque no sabes cuando esto va a terminar y cualquier falsa expectativa te llevará tristemente a una frustración cuando eso no se cumpla. En la cultura budista tibetana se diría que tienes un deseo ahora mismo y ese deseo es que esto termine ese día que te han dicho. Sin embargo, y tal como dicen y predican estos budistas, cualquier deseo te lleva a un sufrimiento porque las cosas no salen como tú quieres que salgan. Es aplicable a cualquier cosa en la vida pero la vida no se centra en ti ¡jodido egocéntrico! La vida es la vida y no puedes controlarlo todo. Es el momento de la aceptación. Hay gente que consigue esta aceptación diciéndose a ellos mismos “hay gente peor”. Pues sí, siempre hay gente peor pero en eso estarás evadiendo tus pensamientos. Te recomiendo que aceptes tus pensamientos tal y como vienen y los analices. Al principio es un ejercicio algo complicado pero si racionalizas tus pensamientos verás que solo te están pidiendo que te quedes en casa. No te están pidiendo que operes a corazón abierto en el medio de Nigeria o la humanidad colapsará. No, te están pidiendo que te quedes en tu hogar.

En Khiva con la familia que me acogió

Haz un listado de tareas diarias y uno de tareas generales. Los expertos dicen que es bueno mantener una rutina. Yo digo que disfrutes también un poco del caos. No vas a volver a estar en esta situación seguramente nunca más como para estar fregando todos los días las estanterías. Sin embargo es bueno ponerse miniobjetivos diarios y luego otros más ambiciosos. Si hacéis ese listado os aseguro que cuando esto termine no habréis cumplido ni la mitad de los objetivos generales para esta cuarentena. Casi os diría que ese listado de objetivos generales deberían ser esas cosas que siempre te rumian la cabeza de “me gustaría aprender a…” Te cuento mi listado general por si te da ideas:

  • Aprender a tocar la guitarra (una lástima porque no tengo guitarra pero si hubiera perseguido con anterioridad esto, ahora sería el solista de Los Suaves)
  • Aprender a hacer croquetas. Es mi plato favorito y no sé hacerlas
  • Limpiar a fondo la moto
  • Hacer los videos del último viaje
  • Ordenar las fotografías
  • Limpiar la terraza
  • Leerme al menos un libro a la semana
  • Verme Juego de tronos
  • Limpiar (una vez) la casa a fondo
  • Planchar todas las camisas
  • Empezar a escribir el libro que tengo pendiente
  • Organizar el viaje de Alaska a Ushuaia
  • Ver agenda de conciertos futuros
  • Descubrir nueva música

Y en mis tareas diarias no me pongo grandes objetivos. Pero cosas que me pongo son hablar todos los días con mis padres, hacer un desayuno lento, limpiar según cocino, poner lavadoras, ducharme (parece una tontería pero apestar aunque vivas solo no mola) ponerme ropa de calle, guisar con una cacerola en vez de con la Thermomix o una olla express, etc etc. Es tentador pero no os deis a la bebida. Es muy fácil en estos momentos abrirte una cerveza a las 11 de la mañana pero vuestro rato de “gran ocio” reservártelo para un momento al día.

¡A veces acampar no es tan bonito! En Kirguistán

Que no sea todo ocio. También es tentador pasarte el día viendo Netflix, leyendo o cocinando. Pero si alguna de estas tareas lo enfocas en el apartado de ocio la vuelta a la rutina te va a costar muchísimo. Vivimos en una sociedad sin obligaciones y con muchos derechos. La segunda parte es necesaria para evolucionar como sociedad pero se nos está olvidando la parte de las obligaciones. Estáis en cuarentena no estáis en coma. El exceso de libertad es muy peligroso. En esto sé de lo que hablo. Me estoy abriendo aquí mucho, tal vez en exceso, pero te voy a confesar una cosa. Al terminar mi primer viaje yo tuve que ir al psicólogo. Dejé de encajar en la sociedad. Durante cuatro meses dejé de tener una mínima obligación. Mis preocupaciones se esfumaron. Mi única preocupación al pasar el día era “dónde hay gasolina” y “dónde voy a dormir”. Esta última a partir de las 6 de la tarde. El resto del día era completamente libre. Estaba donde quería estar, haciendo lo que quería hacer sin ninguna obligación matutina más allá de no mearme encima. Nadie me decía si tenía que coger una carretera u otra. Nadie me decía si tenía que poner la tienda de campaña en ese sitio o en ese otro. Todo estaba a tu alcance. Al igual que ahora tenéis absoluta libertad dentro de vuestra casa,  el abuso de la libertad es muy peligroso.

En Georgia

Pensad y escribid sobre lo que estáis aprendiendo de estos momentos. Ahora mismo pensaréis que esta experiencia os hará ser mejores personas. FALSO. Seréis el mismo imbécil que erais o la misma buena persona que erais. Sin embargo si os paráis un ratito al día a escribir vuestros pensamientos estos se interiorizan mucho más y es más fácil que os deis cuenta de muchas conductas que os gustaría mejorar (atentos al matiz de mejorar en vez de cambiar). Sois quienes sois y eso os hace únicos. Sin embargo os podéis dar cuenta que muchas veces ya no decíais gracias o que no cedíais tan asiduamente ese asiento en el autobús a esa médico que viene con cien mil ojeras después de pasarse 24 horas de guardia. Todos los viajeros que conozco llevan consigo una pequeña libretita. Muchas veces para apuntar el nombre de sitios, anécdotas, pero la mayoría para responderse a preguntas sobre ellos mismos. Después de un mes de encierro se habrá acabado la euforia de los abrazos, la euforia de las visitas, la euforia de las cañas y volveremos a la rutina que mueve nuestro día a día. Pero amigo esto lo puedes alargar en el tiempo y voy con el siguiente punto.

El atardecer en Capadocia

No le tengas miedo a la muerte teme no vivir. Este virus es un golpe de realidad que nos hace concienciarnos de que vivimos en un mundo siniestro e incompatible con la vida cómoda. Si lo pensáis que estés vivo es un milagro. Más o menos salen 250 millones de espermatozoides cada vez que se eyacula y solo uno consigue su objetivo. 1 entre 250 millones. Si me dices que no es un milagro es que te saltaste la clase de estadística. Para comparar la tasa de mortalidad del coronavirus entre los contagiados es del 5,3%. 5 de cada 100 personas o lo que es lo mismo 1 de cada 20 personas. Eso versus 1 entre 250.000.000. Creemos que el mundo que nos rodea aquí en occidente, con nuestros ordenadores, nuestros metros, nuestras comunicaciones es lo normal y no, no lo es. Si no fuese por la evolución estaríamos luchando para cazar. Nuestra esperanza de vida pasaría ligeramente de los 20 años y la muerte no nos sería tan ajena. Lo primero que quiero decirte es que espero que estés bien. Tú y los tuyos. Pero la muerte existe. Tal vez hayas tenido que asistir a algún funeral últimamente y durante unas horas, días o meses esto te ha “tocado la patata” y luego como mecanismo de defensa lo vamos apartando de nuestra mente. Sí, echamos de menos a esa persona a ese ser querido y eso no lo cambiará el tiempo, pero tú tienes la obligación de vivir aunque solo sea por respeto a esa persona. Tal vez el coronavirus te haya traído por primera vez a la realidad de que la muerte existe, de que el precio que pagamos por vivir no se cuenta en dólares ni cotiza en Wall Street. El precio que pagamos se llama muerte. ¿Te has parado a pensar en algún momento en ello? En muchas culturas se celebra la muerte porque van a un sitio mejor o porque si se han portado bien se reencarnarán en algún animal o casta mejor. No me voy a meter en creencias religiosas pero sí en realidades palpables. Estás vivo hoy, ¿qué es un poco de sufrimiento comparado con eso? No sé si te casarás, si tendrás hijos o si te comprarás la casa de tus sueños pero te garantizo que te morirás y nunca pensamos en ello. Es buen momento para que naturalices la muerte. Para que pienses que eres un milagro y para que no malgastes tu vida con pequeñas discusiones. Disfruta la aventura de vivir pues nunca sabes cuando la aventura se termina.

Amanecer a las 5am en Lofoten el día que falleció mi amigo Ares

Diferencias entre pasarlo solo o acompañado

Yo estoy pasando la cuarentena en solitario. Me pilló en Marruecos y desde el Sahara nos vinimos pitando pues cerraban las fronteras. Total que no pude ir ni a casa de mis padres ni a casa con algún amigo. Tengo muchos whatapps de amigos preguntándome cómo estoy. Bien, estoy bien. Yo estoy acostumbrado a estar conmigo mismo y a controlar mis pensamientos. Estoy acostumbrado a pensar en qué quiero hacer ese día, esa semana y con mi vida en general. Esto solo es un lapso de tiempo y lo que realmente espero es que no se vea afectada la economía más allá del parón de estos meses. Que gastemos los que podemos en esos negocios que lo van a pasar muy mal. Que aunque puedas hacerlo en casa lleves unas camisas a la tintorería de la esquina, o compres en la ferretería esa lámpara que se te ha fundido o en la papelería ese boli bic. La tentación de Amazon está ahí, pero Amazon caerá en bolsa y se repondrá. Y vuelvo al asunto antes de más desviaciones.

En mis viajes he conocido a mucha gente y con algunos de ellos he compartido kms, cama, tienda de campaña, agua, comida etc etc. Han sido durante unas semanas pues cada uno tenía su viaje, pero han sido 24 horas continuas. Por ello creo que eso se puede asemejar a lo que tiene que ser compartir esto en familia o pareja o amigos.

En solitario. Lo más importante es que estás solo y te conciencies de ello. Echas de menos un abrazo una conversación o un puñetazo, depende de lo que te vaya, pero echar de menos es (de nuevo con los budistas) un deseo de no estar donde quieres estar. ¿Puedes cambiarlo? NO, pues deja de ser un problema. Acéptalo. Estás contigo mismo pero eso no tiene que ser un impedimento para pasarlo mal. Haz todas esas cosas que habíamos dicho antes en la lista. Prepárate una buena comida, disfrútate. Probablemente por tu trabajo en tu día a día no tengas tiempo para ti mismo y tus amigos te han oído quejarte cien mil veces de ello y, ¿ahora te quejas de lo contrario? ¡Estás chalado! Si tienes trabajo o teletrabajo da lo mejor de ti, impresiona a tu jefe, haz ese Excel que querías hacer, ordena esos mails que tienes desperdigaos. Los psicólogos recomiendan mantener la mente ocupada y me parece una absurdez máxima aunque tiene su base científica. Si tienes la mente ocupada no piensas en otras cosas, pero lo que yo opino que no pensar en ellas no va hacer que no cambie que estás encerrado. Creo que es mejor pensar en ellas y reflexionar sobre tus sentimientos. Todo está en continua evolución, todo pasará. No pongas fecha al fin de esto y eso es lo más importante. Un día te despertarás y todo volverá a la normalidad. Disfruta de tu soledad. Disfrútate.

La carretera más peligrosa del mundo

En compañía. Aquí me detengo un poco más pero os voy a decir algunas pequeñas cosas porque hay multitud de variables. La primera es que estés con la persona que quieres estar. Eso es maravilloso podéis compartir este momento junto a esa persona que para vosotros es especial. También están los que empezaron con esto con la persona que querían y ahora la tirarían por el balcón. Los que lo pasan en familia y los que lo pasan entre amigos. Bueno mi único consejo a mayores de todo lo que leeréis por ahí es que mantengáis vuestra privacidad. No estamos acostumbrados a pasar tanto tiempo juntos y en estos momentos no podemos tener nuestro momento. El tuyo, el que quieres disfrutar tú a solas. Es muy importante que entre las paredes de vuestra casa digáis a vuestro compañero me voy a la habitación durante una hora. Y ese momento sea vuestro. No significa ni por asomo que no queráis a la otra persona, significa que tenéis que tener vuestro espacio. Aplica también a la inversa, cuando te digan quiero estar una hora a solas. Cuando yo he coincidido con otra gente y hemos compartido días lo que salva a esa relación que acaba de hacerse son los momentos para ti. Esos momentos que te dan para reflexionar por qué te has enfadado por esa tontería, qué quieres hacer para cocinar etc. Y el otro pequeño consejo, que espero que apliquéis siempre, es llegar a acuerdos. Tal vez a tu compañera/o le gustan las películas de terror o una música que a ti no te gusta o Dios no lo quiera el Reggaetón. Es buen momento para compartir esas pequeñas diferencias. Será por tiempo. A la vez es buen momento para que tú le expliques por qué a ti te gustan esas otras cosas. Ceded pero a la vez también dad vuestra opinión. Puede que estés tan enamorado que todo te parece bien. Pues a lo mejor tu pareja también está tan enamorada que le resulta atractiva esa actitud. Pero si os guardáis esas cosas que haces por inercia terminarán explotando, es más, te voy a decir el día que van a explotar: el día que nos anuncien que nos quedamos otros 15 días más encerrados.

En Tajikistán el día que fuímos al mercado Afghano en tierra de nadie

Después de esta parrafada (que tenía entre mis objetivos) os dejo con un video que grabé en la India. Si os ha gustado compartidlo. Si os ha gustado mucho me seguís y si os ha encantado os paso el número de cuenta que a mí me han cancelado los proyectos y así no podré irme al siguiente viaje: Alaska-Ushuaia

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