Confía en tus presentimientos. Normalmente se basan en hechos archivados justo debajo del nivel consciente
Joyce Brothers
Kilometraje: 982 kms

Llegó el día que llevábamos esperando con muchas ganas tanto Marta como yo. Iba a ser nuestro primer viaje juntos, y su primer viaje largo en moto. Ella, viene de moto de campo, desde pequeñita, y nunca ha necesitado una gran moto para hacer lo que le gusta. Por ello, no tiene el carnet de moto y se mueve siempre con una Derbi Adventure 125 CC. Así que, allí que nos vamos con una 125 cc de viaje a Marruecos.
Justo ese fin de semana Marta tiene una despedida de soltera en un pueblo de la sierra de Gata, concretamente en Robledillo de Gata. Una zona preciosa. Por ello, decido ir a visitar a mis padres a Valladolid el sábado y así aprovecho para probar la moto después de haberle realizado todo el mantenimiento de los 80.000 kms. Distribución, cambio de todas las juntas, tensores, revisión del motor, cambio de ruedas (llevaba más de 20.000 kms con los Metzeler) y unos rodamientos de la caja de cambios. Luismi me mostró todo el proceso que llevó un par de semanas y toda la parte interna del motor está perfecta. Le añadimos como mejora un medidor de presión de la bomba de aceite pero me alegra saber que mi forma de conducir alarga la vida de los motores que uso. Vamos, que la moto está lista para los próximos 80.000 kms… pero había que probarla. Le habíamos puesto unos discos que tenía por casa para evitar los ruidos que tengo desde Nordkapp cuando freno con el delantero. La mala suerte hizo que uno de los discos estuviera torcido así que tuve que llamar a Luismi, y un día antes de salir, a las 10 de la noche, la moto estaba así:

Marta, había mandado la moto hasta Conil en una furgoneta que le costó unos 120€, y así la bajada la hacíamos sólo con la mía y se nos haría mucho menos pesada. Hice el puerto de los Leones y el resto por carretera, la moto iba perfecta y por fin no había señales de aceite en el suelo al dejarla. ¡Una maravilla! Disfruté del sábado con mis padres y de Valladolid y sus tapas, pero la noche se me hizo larga, muy larga. Casi ni podía dormir. La misma sensación que cuando subí a Nordkapp. El gusanillo en el cuerpo hacia lo desconocido. Las ganas de aventura. Las ganas de no saber qué nos depararía Marruecos.
El domingo, con la moto ya cargada, me dirijo dirección Salamanca y posteriormente a Ciudad Rodrigo, todo el camino a través de autovía. Muy pesado todo. Como ya sabéis los que me seguís odio las autovías, tanto como odio a los pepinillos. En una gasolinera me encuentro con unos belgas montando, como no, 3 GS1200. Primeros de muchos, que no se creen que con mi moto baje a Marruecos. Me ven el mapa de Michelín de Marruecos y me dicen que mejor que lo guarde al pasar la frontera, porque según han leído, las fronteras con Argelia no vienen bien de acuerdo a la gendarmería marroquí, y suelen quitarlos con la superioridad que les da la gorra y la placa en la frontera de cualquier país. Bueno, no me lo creo mucho, pero lo recuerdo para cuando pase la frontera (spoiler: no miraron absolutamente nada).

De Ciudad Rodrigo a Robledillo de Gata, por fin una carretera en condiciones. De esas que no tienen líneas que dividen los carriles. De esas que no sabes qué te depara después de cada curva. Su estado no es el mejor, pero… se disfruta igual. Llego por fin a Robledillo y después de una buena comida rodeado de toda la despedida de solteras, Marta y yo nos montamos sabedores que nos quedan unos 600 kms para llegar. 600 kms, de los cuales la mayoría por autovía, así que nada, toca darle para llegar. Los nervios me invaden y las ganas se vuelven locas a estas alturas. Mañana, Marruecos. ¡Por fin!
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