1º episodio – 1ª etapa Valladolid – Jaca

El mundo es un libro y aquellos que no viajan solo leen una página

San Agustín

Canción de la etapa: Tu París – Fran Mariscal

Kilometraje: 467 kms  (total: 667 kms)

Horas desde salida hasta llegada: 11 horas

Gastos:

  • Gasolina: Dos repostajes 29,33€
  • Camping: 15,2€
  • Un helado que me ha sentado muy bien: 1€
  • Una cocacola mientras escribo esto: 2€
  • Total: 47,53€

En realidad es el segundo día en ruta, pero el primero no cuenta. El primero fue tan sólo un mero trámite para llegar de Madrid a Valladolid, un trámite para que mi cabeza dijese «ey, que te vas, que cumples tus sueños, que vences tus miedos». Habrá mucha gente que piense que no hay ningún miedo a este viaje, y ciertamente no hay ningún miedo real donde deba temer ser atracado, una enfermedad rara o cualquier otro imprevisto. No, no son esos los miedos los que llevo conmigo, son miedos inmateriales. Como siempre dice mi amigo «Ares», al que llevo presente en cada uno de los kilómetros que estoy haciendo, «¿cómo me vas a aguantar tú si no me aguanto ni yo que convivo conmigo mismo?» Y sí, amigos, el mayor miedo al que tienes que hacer frente en un viaje en solitario de este tipo es enfrentarte a ti mismo, enfrentarte a conocerte, enfrentarte a la soledad elegida.

Creo que muy poca gente quiere conocerse realmente. Pasamos la vida muchas veces acompañados para pasar el tiempo, pero, ¿cuántos de vosotros os habéis enfrentado a uno mismo? ¿Cuántos dejáis que la vida siga como si estuvieseis montados en una cinta transportadora? Yo debo reconocer que muchas veces me comporto así, pero no por voluntad propia, sino porque el día a día te va engullendo y te olvidas de lo que realmente es vivir. Hay que tomar el timón y dirigir la vida de uno mismo, ya que dispuestos a elegir prefiero ser timonel a marinero.

En la etapa menos uno, de Madrid – Valladolid me encontré con la primera persona del viaje que ya me ha marcado. Su nombre es Jose Luis, 84 años, y hablaré de él en el libro que quiero escribir (y que estoy escribiendo). Me le encontré en el alto de Navacerrada, él venía de hacerse 9 puertos de la sierra madrileña en moto y en los 10 minutos de conversación me dio vida. Como quiero que el libro trate de experiencias, de gentes, de mis sensaciones, a Jose Luis le dejaremos para entonces.

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Jose Luis, de él hablaré más adelante

Desde Navacerrada, fui dirigiéndome por la carretera que va a dar a La Granja a buen ritmo, haciéndome con los nuevos pesos de la moto, y estrenando la GoPro en este viaje. Publiqué un video en instagram de la bajada del puerto. El vídeo lo he «producido» con una app. La calidad no es muy buena, pero me sorprende que el móvil sea más rápido y efectivo que el propio ordenador. EN FIN.

Al llegar a Valladolid, mi ciudad natal, vi en mis padres lo que no quieren que se les note. Con todo el amor que me tienen, quieren que sea lo más feliz que pueda, y creo que sus ojos de felicidad no eran más que un espejismo en lo que realmente pensaban: «Alberto, quédate, la moto no es segura» Pero acaso, ¿no es eso el amor? ¿Desear la felicidad de la persona que quieres aunque eso no vaya en consonancia con tu felicidad?. Sé que leerán esto, y como buen castellano que soy, no soy muy expresivo en mi día a día, pero quiero que lean y leáis cómo mis padres me han educado en el verdadero amor, y como a 700 kms de distancia de ellos les digo que gracias por dejarme ser yo.

Tras un día de descanso, aprovisionamientos y buenas tapas, toca cargar las maletas y ponerse en marcha. La ruta no está marcada, tan sólo sé que en dos días dormiré en Toulouse en casa de mi amigo, emigrante obligado, Nacho. Decido con mi padre que me acompañarán hasta Burgos y así ellos hacen una visita de fin de semana a la comarca. La idea original era a través de Soria, pero la ola de calor me hace soñar con los Pirineos. ¡Y desde aquí os estoy escribiendo!

Pasada la despedida y unas lagrimillas en los ojos de mis padres, y de mi tía (que bajó desde Toledo para decirme adiós y darme una estampita de la virgen de Lourdes) he de ponerme en marcha. La dirección original es coger la N-240 por lo que pasaré por Logroño (sin parar) y durante varios kms la provincia de Navarra.

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Time to say Goodbye!

La primera parte de la ruta se hace algo pesada, mucho tráfico a la salida de Burgos y paro en Santo Domingo de la Calzada a rearmar un poco la moto, pues el petate no está del todo bien puesto. Ahí hago mis primeras stories en instagram. No era muy de redes sociales, pero en este viaje creo que serán grandes aliadas al igual que este blog. Viajo como siempre, cuando me canse paro, si me apetece una cocacola paro y si veo un buen paisaje paro. En Santo Domingo de la Calzada pongo en el GPS de Google maps la ruta, diciendo (bien claro) que ni autopistas ni peajes, quiero que me lleve por las carreteras más recónditas. Pues bien, da igual lo que pongas, y me marca la A-12 a su paso por Logroño y después, ¡quería que subiese hasta Pamplona!… me niego. Así que pongo paradas intermedias buscando esas carreteritas. Lodosa, Tafalla, Liédema, Jaca. Curioso que casi todos los pueblos de Navarra se encontrasen en estos días en sus fiestas patronales y cada pasada por los pueblos me convierto en toro por un día rodeado del vallado típico de los encierros. En el paso por Lerín reposto gasolina. Llego a ese pueblo por casualidad, y la verdad es que la vista de la llegada es muy bonita, estando el borde del pueblo en un acantilado bordeado por un riachuelo que componen una vista espectacular. Aquí ya me he tenido que quitar la chaqueta de cuero hace un buen rato, el calor se torna agobiante.

Entre medias del camino, he de reconocer que no recuerdo el nombre del lugar, veo en una rotonda una carretera pequeñita rodeada de árboles que la hacen bucólica. Obviamente me meto por ella, no creía que eso me desviase. El GPS pronto pone que por ahí también puedo ir así que sigo. No más de 1 km en la carretera me veo en un camino con muchas piedras. Cuando digo muchas, me refiero a muchas… Empieza el camino en cuesta y la Harley a derrapar. Dar la vuelta sin irme al suelo se convertía en algo imposible, así que no toca otra que seguir. Toco «cumbre» y se avecina la bajadita del camino con todas las piedras… de nuevo no toca otra que seguir. Lo paso mal. Tocar el freno delantero significaba que la rueda se bloqueaba y derrapaba, tocar el freno trasero con esa pendiente y con los 500kgs de la moto hacían… nada. Pies en el suelo y a sortear las piedras como podía. Me decía a mi mismo en primera el motor hace de freno, pero a 5 kms por hora, la primera no hace nada. Ya en medio de la bajada decido apagar el motor, total, así se refrigera un poco. Como al principio de esta carretera creía que sería de ensueño hago lo que debería hacer, grabarlo todo con la GoPro. En el siguiente vídeo podéis ver el caminito. Creo que ha quedado gracioso para ser mi primer vídeo editado. Disculpad los ruidos de los frenos… pastillas nuevas, que no se terminan de acoplar.

Al terminar el caminito decido parar a la sombra de un árbol y comer el primer bocata que me ha preparado mi madre. Seguimos la carretera por donde indica el GPS hasta llegar a Tafalla, donde me ocurre la primera anécdota del viaje. Casi llegando al lugar me encuentro una moto roja en el arcén de un cruce. Como buen motero, he de parar para comprobar que estaba todo bien, cuando ¡oh mi sorpresa! al preguntar si todo bien levantándome la visera, me contesta, claro soy la Policía. Se me olvidaba el estado de las autonomías y que en Navarra las competencias las tiene la Policía Foral en vez de la Guardia Civil. Buena moto montan por cierto, pero acostumbrado uno al tricornio verde, ver una moto roja no era típico. Huyo del lugar, no sea que le de por registrar si todo lo que llevo está homologado. Paro 5 kms más adelante para tomarme un café en Tafalla y resulta que hay una carrera, yo la veo bastante profesional, de ciclismo femenino. Con mi café en mano veo pasar al pelotón y si nadie ha visto ciclismo con sus ojos, las velocidades a las que van, asustan.

Aquí decido que mi noche la iba a pasar en Jaca, en vez de en Benasque. A Benasque llegaría demasiado tarde, y estaba soñando con un camping con piscina y darme un bañito. Busco y encuentro el camping Ain en Jaca, llamo y hay sitio. ¡Perfecto! Prosigo la ruta y he de decir que de Tafalla a Jaca la carretera es preciosa. Curvas, buen asfalto, pocos coches… Desgraciadamente al llegar a Liédena, el maldito GPS me mete en una rotonda por la A-21, y veo cómo está la carretera que busco a la derecha… ARGGGGGG!!!!. Un par de túneles más adelante puedo salir de la autovía en Tiermas y coger la carretera que va pegada al embalse de un azul similar al de la costa dálmata, que venía divisando desde Yesa. ¡Por fin! En realidad la autovía se termina y obligan a coger la carretera que iba buscando, la famosa N-240.

En la bajada a Tiermas, me encuentro con una pareja de Guardias Civiles que estaban parando furgonetas, mal asunto. Creo que me hace un gesto de parar, pero en realidad el gesto era de precaución, así que prosigo la marcha. La carretera es espectacular, el embalse es espectacular, mi sonrisa es de ¡oreja a oreja!. Veo a bastantes bañistas que prácticamente habían metido el coche en la orilla del embalse, y reduzco la marcha a ver si en algún camino de los que salen puedo meter la moto y hacer la foto de rigor… Todos los caminos se les ve con bastante pendiente, y uno es tonto una vez, dos a lo sumo, pero no me voy a meter en otra trialera con la Harley con gran pendiente. Ya al final del pantano, veo que hay una especie de parking y decido aparcar ahí la moto para hacer la foto de rigor.

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Foto de rigor

Ya sólo queda llegar a Jaca, un pueblo precioso para los que no tenéis la suerte de conocerlo. Llego al camping, cuento lo que estoy haciendo y me dejan cargar todos los aparatos electrónicos sin problema y gratis a buen recaudo. En lo que lo hacen, monto la tienda, saco los bártulos y me voy a dar el baño tan merecido a la piscina del camping con unas vistas completas de los Pirineos.

Me ducho, lavo la ropa a mano, ceno y bajo a Jaca a dar una vuelta. Me siento libre, y la sonrisa la llevo en la cara. Tanto que creo a la gente mirarme como si estuviesen viendo a un loco. Pero, ¿qué es la vida si no hay locuras?

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Jaca

Próxima parada Toulouse pasando por Andorra, a coleccionar nuevas pegatinas.

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